El aprendiz de conspirador empieza presentándonos la figura de Pello Leguía, imaginario pariente de Baroja, criatura hecha a imagen y semejanza del escritor, y al que su autor atribuye la función de transcribir los cuadernos de las Memorias de un hombre de acción, alguien cuya manera de ser le lleva a: «andar y andar tierras, divisar nuevos horizontes, cambiar de paisajes, comer aquí, dormir allá..., no volver nunca mirada atrás». Aparece también Aviraneta, y tendremos noticias de su niñez y primera juventud en Madrid, Pamplona y Guipúzcoa. En este relato el autor explica cómo han llegado a sus manos los cuadernos de don Pello de Leguía y Gaztelumendi, que constituyen precisamente el texto de las Memorias de un hombre de acción; Explica igualmente por qué al final se ha decidido a dar esos cuadernos a la imprenta y cómo, cuando el editor tuerce el gesto al ver el nombre de Leguía, determina aparecer él mismo como autor, aunque, para que no le remuerda del todo la conciencia, añade al t
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